miércoles, 27 de febrero de 2008

Nada para hacer

Las lágrimas que caen tiñen las tapas de los cuadernos azules. Su salitre se cuela entre los poros del espacio vacío de esta habitación. La penumbra se mezcla con el polvillo que se junta entre los recovecos opacos y sordos. Las paredes son cómplices del silencio y susurran verdades ajenas que trepan en la oxidada rutina de tus días grises. Nada de eso tiene sentido, y sin embargo parece tan real. Todo eso está dentro de tu mente y en cambio te parece que lo tenés en frente, cerca, tangible, más vivo que nunca. Pero a la vez impenetrabe, incomprensible, inacabable. Los instantes se atropellan para formar minutos y los minutos horas y las horas se agrupan en días, monótonos e inútiles. Días así no terminan. Días así no suman, no restan, sólo se suceden unos a otros sin poder presionar el botón de pausa...

1 comentario:

Anónimo dijo...

/me comienza el CACEROLAZO!

Actualizacion!

Actualizacion!

:P