domingo, 21 de agosto de 2011

Y también te da maná.

Para mí que el Gatorade azul está hecho con ese líquido de las publicidades de toallitas femeninas.

viernes, 5 de agosto de 2011

Razones

Escribo porque cuando leo, me dan ganas de escribir.
Escribo para que el tiempo no me pase por encima.
Escribo para llenar el vacío que dejan las cosas que se van, y las que se están por ir, que son las peores porque duelen desde antes.
Escribo para rescatar gotas de cordura y guardarlas en una latita que cuando se llena puedo devolver a mi cabeza.
Escribo para no olvidar.
Escribo porque cuando no lo hago siento que me falta algo.
Escribo porque al poner el último punto no puedo más que sonreír.
Escribo porque el viaje de vuelta a casa siempre me da motivos para escribir.
Escribo porque es la única forma que conozco de tomar una idea y convertirla en un pedazo de realidad al que puedo volver más tarde y examinarlo desde todos los rincones.
Escribo porque es lo que sé hacer y porque a veces, es lo único que tiene sentido.
Escribo porque buscarles sentido a las cosas es lo que hace que yo tenga sentido y, tener sentido es algo muy importante y uno a las cosas importantes las quiere cerca.

Cambios

Ahora, cuando decís todas esas cosas. Discurso impecable, un blablabla infinito que me sé de memoria, condimentado con las pausas en los lugares adecuados y la sonrisa perfecta. ¿Pensás que te creo? Sí, pensás que te creo.
Pues no. Ya no.
Me cruzo de brazos y pienso: Qué pérdida de tiempo.
De repente me río para mis adentros, porque me sé cambiada. Me sé otra.
Y vos no tenés ni idea.
Doy media vuelta y me alejo sonriendo.

Todo eso

Que no quiero sólo estar, que quiero ser. Que no quiero ver pasar los años, que quiero vivir una vida bien vivida y no una película llena de silencios y escenas lentas que no llevan a nada. Que no quiero ser un extra en mi propia historia. Que la protagonista no siempre es la más linda o la más talentosa. Que ya no me como tus buzones, que me doy cuenta de la farsa. Que yo decido, que yo establezco las condiciones. Que no me manejás, que no me conocés tanto como creés. Que no quiero medir mis viernes en base a la soledad. Que no quiero trabajar para tener vacaciones. Que no quiero viajar para escaparme. Que quiero ir al centro de la cuestión. Siempre.

Mariposas vomitan conejos

Cientos de mariposas violentas adentro del estómago, se escapan por los poros, por la boca, por los ojos, en un torrente de colores, en un ataque de libertad.


Y vos, que siempre llegás tarde y con ese aire distraído.


Que bajás las escaleras, salís a la calle y caminás con las manos en los bolsillos del saco, la bufanda ondeando al viento, la cabeza llena de ideas.


Y vos, que nunca estás.