sábado, 31 de mayo de 2008
El azul destiñe con los lavados
¿Por qué es tan jodidamente difícil enamorarse?
¿Por qué ese miedo?
¿Por qué esas vueltas?
¿Por qué no decidirse e ir a buscar que las cosas pasen?
¿Por qué callarse siempre?
Toy enojá, harta, cansada de esperar, de tratar, de entender
Todo me lleva a pensar que el príncipe azul NO EXISTE.
El azul marino se va a pasear plácidamente en su corcel, se cuelga y vuelve cuando se le antoja.
O si no, anda arrastrándose detrás del vestido de la doncella, cual sirviente hambriento reclamando un poco de atención.
El celeste se queda en casa, con las patitas arriba de la silla, mirando tele, cómodo y tranquilo, esperando quién sabe qué cosa, un milagro, un par de ojos mirándolo fijo a dos centímetros o una señal del Universo, del Winamp o de un maldito reloj mágico.
¿Conclusión? Simple: No existe tal cosa. Y si existe, es gay, es tu ex, es casado o es tu amigo.
En una de ésas, tiene que ver con: Porque a mí me gusta analizar TODO, Reflexiones
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