martes, 22 de julio de 2008

Eso que llamamos infancia

Por algún motivo tengo muchos amigos y conocidos apodados Ale, por lo que haré la distinción y a mi amigo Alejandro, alias Superaldi, como odia que le diga así, lo llamaré El Ale. Si ven "Ale" a secas es Alejandra.
Ahora sí, vamos con el post.
Bueeeno, a pedido de Nacho (ok, ok, y porque soy cholula, es así), voy a escribir varios posts, para registrar los recuerdos de la escuela primaria.

Probablemente los editaré un millón de veces.
Probablemente los leamos sólo Nacho y yo.
Probablemente intentemos hacer que El Ale también, pero se va a aburrir luego del segundo párrafo y se va a poner a hacer otra cosa.
¿Manu decís? ¿Manu leyendo? Pagaría por verlo.
Así que, hagamos un viaje (Dios, qué frase quemada). Remontemos la imaginación cual barrilete... ¡Está bien, está bien! Me dejo de idioteces y voy al grano:

Primer grado:
Corría el año 1994, cuando un grupo de niñitos inocentes (no sé por qué me imagino esto con voz de Elio Pez en ese capítulo de Los Simpsons sobre la Ley Seca) no se imaginaban que sus vidas cambiarían, por culpa del destino, que decidió juntarlos en un salón donde las sillitas y las mesitas parecían para enanitos de Blancanieves.
Recuerdo que nos sentábamos en mesas de a cuatro. Yo estaba con una niña llamada Gabriela (tímida e inteligente), Maxi (un coloradito gracioso que años después se convertiría en un diablo) y Patricio (a quien yo -que por esos entonces era muy ricotera- apodaba Patricio Rey). Es el día de hoy que no recuerdo el apellido del tal Patricio, para mí era Rey y punto.
Varios sucesos me marcaron.
El primer día de clases, nos dieron un cuento sobre un pajarito, y me acuerdo de leerlo en voz alta y preguntarle a mis compañeritos por qué ellos no sabían leer. Nunca fui muy sutil.
También había que pintar un cuadrado, un círculo y un triángulo (recuerdo aportado por Nacho, parece que es lo único que grabó en su memoria).
Yo no sabía usar la Boligoma (nunca sé si va con v o con b) y me enseñó Ricarda, que había que apretar para que saliera. Sí, había una mina llamada Ricarda.
Evitaré hacer comentarios con doble sentido sobre esta anécdota.
Sí, che, se llamaba Ricarda. Au
nque no lo crean.
Sin duda, uno de mis traumas fue el no recibir ese abecedario con dibujitos, que luego todos plastificaban. A mi mesa, no nos llegó el maldito artefacto, porque ya sabíamos leer y escribir perfectamente.
¡¡¡Yo quería pintar los animalitos!!!
Elisa, nunca te voy a perdonar que no nos hayas dado un abecedario a nosotros.
Tampoco olvido que me hacía escribir en manuscrita y yo quería ser como los demás nenes, que podían usar imprenta.
Acto de fin de año. Teníamos que representar cuentos infantiles. Qué derroche de ingenio por parte de las maestras, por Dios.
Yo hice de conejo. Yo no quería hacer de conejo. Yo quería hacer de flor, como el resto de las nenas. Pero no. Fui conejo. Fui un adorable y pomposito conejo blanco.
Encima, hay una foto que no me deja mentir.
Ahora que lo pienso, era medio clasista este tema de los actos eh. La protagonista era una sola, Cenicienta, y el resto de las nenas éramos vegetales o animales pelotudos que corríamos y saltábamos a su alrededor.
Era una nena muy parecida a mí, pero más grande. Siempre nos confundían. Los nenes en la cantina (sí, en mi escuela decíamos cantina en lugar de quiosco, ¿y?) se peleaban por comprarme golosinas, porque decían que era "la princesa". Yo les discutía que no pero muy decididos me contestaban: "Sí, vos sos Izarella."
Quizás ahí aprendí lo que es capaz de hacer un hombre por una cara bonita :P
¡Ah! No puedo pasar a segundo sin escrachar a El Ale diciendo que los primeros días tenía que quedarse su mamá para que él no llorara. Seguro no está leyendo esto así que no voy a recibir un reto.

Segundo grado: Oh, por Dios. Por qué nos tuvo que tocar esa maestra. La mina estaba totalmente loca. Nos encerraba con llave en horas de clase y se ponía a llorar porque su madre estaba enferma.
Hace poco la vi en un bar llamado Liverpool, con una remera que hacía parecer su espalda un matambre.
En fin. La mina estaba loca y obligaba a todas mis compañeras a ir con trencitas, salvo a mí porque decía que yo era "prolija" (?).
Eh, creo que voy entendiendo por qué siempre me esforcé por ser una más del montón, ahora veo que de chica me trataron de manera especial :/
La cosa es que un día entró Alfredo, el bigotudo de gimnasia, con su eterno sánguche de jamón, a contenerla. Y Rosa (así se llamaba) lloró laaargo y tendido.
Nosotros, gurrumines de 7 u 8 años, no entendíamos nada.
A veces la loca se sacaba los zapatos y se ponía a hacerse plantillas nuevas en cartón.
Lo que nadie niega es el arte de esa mujer para preparar los mejores actos.
Hicimos de indios una vez, con una coreo que sorprendió a todo el mundo.
Nadie sabe por qué, pero una de las Núñez (unas mellizas que se odiaban entre sí) hizo de Colón.
Paso a citar a Nacho: "¿Por qué iban a travestir a una de las Núñez habiendo nenes en el salón?". Son esos misterios de la vida viste.
A fin de año, el tema era "el circo". A nosotros nos tocó ser los elefantitos.
A Nacho lo eligieron de domador y él no quería. Extrañamente, él prefería estar con el grupo de los que se ponían un disfraz más pesado que ellos y se subían a un balde a hacer monerías en una pata, con una pandereta en una mano.
No me olvido más su cara llena de lágrimas, y a él gritando: ¡¡¡No quieeero ser domadooor, quiero ser elefaaaaaaanteeeee!!!
Y Nacho cumplió su sueño.
Lo sabemos porque una foto lo atestigua.
Claro, lo que nadie cuenta es que el papel de domador se lo terminaron encajando a alguien menos afortunado que, hemos deducido, fue El Ale.
Esto da paso a la siguiente anécdota:
Recreo. Manu y El Ale jugando a los molinetes en la galería. Manu que suelta a Ale (por pura maldad). Resultado: Ale llevando un pedazo de diente al dentista, y éste diciéndole: "No querido, no te sirve para nada".
La sonrisa de El Ale aún recuerda el incidente, y los fucking dientes que se le empezaron a correr, y las múltiples cirugías que puede tener que hacerse (no es que esté exagerando...), tampoco lo olvidan.
Ese año, aparecieron en mi vida dos personas que aunque viven en su bola de pelos (no es nube de pedos sino bola de pelos), aún hoy estan presentes.
Estoy hablando de Manuel (a quien gastábamos hasta el cansancio llamándolo Manuelita o cargándolo con Ricarda) y de Alejandra (apodada Hermione años más tarde).
Ale nunca te voy a perdonar que no me invitaste a tu cumple de siete y a Mercedes sí.
Es chiste :P
Mi amiga Ale se cambió de curso y la vida quiso que nos volviéramos a cruzar en octavo, en el Instituto. Sólo compartimos ese curso juntas (lo que más nos unió fue el fanatismo por Harry), y a fin de año partió para Buenos Aires. Luego a Estados Unidos (cada vez se iba más lejos la pascuala) y ahora está nuevamente en este país, pero sigue lejos de mí.
Algún día iremos a Londres, nena, lo prometo.
Pero mientras, la futura ingeniera debe irse a estudiar un poco ^^

No se pierdan la próxima entrega :P

2 comentarios:

David dijo...

Mai de conejita... cosas pervertidas rondan en mi mente sin cesar o sesar o zezar, en todo esto que lei, saque en claro que eras la superada del grupo, forra e insensible (re lindo mi comentario)jajaja nah mentira, siempre adelantada al resto, pero yo tengo una apuesta que demostro lo contrario contra 50 tuyas que ganaste, pero a mi me basta con una sola, soy consecuencia semantica jajaja o no pero nunca termine de entender eso.

Admiro tu capacidad de recordar esas cosas, yo no se lo que hice hace 20 min y me voy a acordar lo que hice hace 15 años... si claro!

bueno mey, me mejor amiga tandilense (tengo una en cada pueblo/ciudad/paraje/estado) me gusto tu comentario pasate sentite bardeada por mi jejeje

che me dijiste a mi que saque lo de las letras y vos lo pones que onda otra vez el loco de la silla de rueda

Ericarol dijo...

me acorde de mis tiempos en la escuela. divertido. espero la otra parte...un beso.