Cientos de mariposas violentas adentro del estómago, se escapan por los poros, por la boca, por los ojos, en un torrente de colores, en un ataque de libertad.
Y vos, que siempre llegás tarde y con ese aire distraído.
Que bajás las escaleras, salís a la calle y caminás con las manos en los bolsillos del saco, la bufanda ondeando al viento, la cabeza llena de ideas.
Y vos, que nunca estás.
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