Me di cuenta finalmente de que eras para mí, el día en que cumplimos un mes.
Al terminar de completarse el envío de la tarjeta que te hice, te pusiste a preguntarme si el corazón era un tube o si lo hice a mano, y si las letras de las frases eran una fuente de Windows.
Como eso acaba de pasar, debo en realidad decir: "me di cuenta finalmente de que sos para mí, el día de hoy".
Te encontré.
Y por tu culpa es que necesito con urgencia que se invente un nuevo verbo, más grande que el verbo amar.
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