miércoles, 9 de abril de 2008
Cansarse del tiempo
Digo quizás. Digo tal vez. Pero no digo nunca.
Digo que puedo encontrarte caminado por una vereda gris, una calle angosta llena de luces y carteles de neón, edificios altos, imponentes, orgullosos y exultantes.
O podés pasar apurado, arrastrado por una ola de gente sin cara, y no vernos nunca. Y separarnos antes de conocernos.
Digo que puedo cumplir todo lo que sueño, pero sueño cada vez menos.
Cumplo más años que promesas, tengo pocas mentiras que contar y caigo en la cuenta de que toda la vida es ahora (gracias Ismael)...
Tengo la mochilla llena de piedras y el corazón abierto.
Y sin embargo todo pasa tan rápido, o tan lento. Rápido cuando querés contenerlo, lento cuando te abruma lo que querés olvidar.
Me canso de no hacer nada, me canso del tiempo, me canso de cansarme.
Me pregunto, si no existiera el tiempo, ¿de qué me quejaría?
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